La imagen de San Benito, que hoy veneramos, fue hecha en Valencia en el año 1953 por el escultor Don José Espuni, a quien nos recomendaron como de los mejores en aquella época, para hacer una talla en madera buena del Santo.
Le enviamos al Sr. Espuni una fotografía del dibujo a plumilla de la imagen antigua de San Benito, quemado en 1936, con pie manuscrito de las concesiones otorgadas a la imagen por el obispo Palafós y el Cardenal Solís (siglo XVIII), para que la imitara lo mejor posible. Realizada la mascarilla previa del rostro, la envió en un paquete postal. Examinada por la directiva de la Hermandad y numerosos Hermanos fue aprobada y me dieron luz verde para encargar la escultura con las medidas convenidas. Ultimado su trabajo, me remitió una fotografía de la imagen terminada, sin corona, dedicada al dorso en Valencia el 17 de Octubre de 1953, que se acompaña para su reproducción.
Cuando terminaron la corona, a principios de 1954, se trajo San Benito al pueblo. El transporte se hizo por ferrocarril hasta la Estación de El Cerro, desde donde se llevó en camión hasta la Fuente Serrana. Allí lo desembalamos, se instaló en un paso adornado, que era del Corazón de Jesús, y se trajo a hombros a la Iglesia Parroquial, con repique de campanas y un recibimiento apoteósico encabezado por la Banda de Música. Durante su estancia en la parroquia se le hizo un triduo y Misa solemne, sacándolo en procesión por las calles del pueblo.
Su traslado al Santuario se hizo el día 21 de Marzo de 1954, día de la Vigilia, llevándolo también a hombros hasta el Mesto, donde se pasó a un camión y transportó a la Ermita.
Unos años después, creo que once, se acordó en la Hermandad traerlo a El Cerro periódicamente, (como se hace en Almonte con la Virgen del Rocío cada siete
años), para fomentar la devoción espiritual, y la participación y cariño del pueblo hacia su Patrón. El transporte en un pequeño camión con mala suspensión, unido al mal estado del camino, originaron pequeños deterioros. Aprovechamos su estancia aquí, para, al regreso, llevarlo a Huelva al taller del escultor León Ortega y proceder a su restauración. Se le hicieron los cultos correspondientes y salió en procesión por varias calles. Desde Huelva lo llevamos directamente a la Ermita, evitando el transporte en vehículos malos, pues el accidente de la traída dejó mal recuerdo y motivó no repetirla periódicamente como se pensaba.
Nuestra imagen es distinta a otras de San Benito que hemos visto y se veneran en Castilblanco de los Arroyos (Sevilla) y en La Laguna (Tenerife). En ambas lo presentan como Abad, con su capa, báculo y mitra. En la nuestra con hábito de monje, báculo y corona, imitando al Santo antiguo. El libro de Reglas en la mano izquierda se introdujo para mejorar la estética, evitando la mano caída entreabierta.
Esta imagen sustituyó a la improvisada de escayola que trajeron al terminar la guerra civil, de poca estatura y de tan mala calidad, que un año en procesión al rozar ligeramente el brazo derecho con las ramas del olivo del Real, se le partió y cayó la mano al suelo. La pintura del hábito se desprendía y estaba impresentable. Como era irreparable, al llegar la nueva imagen, se retiró y depositó en el cuarto del campanario de la iglesia Parroquial, donde creo estuvo unos años en permanente degradación.
Tras las notas informativas que anteceden sobre la imagen de San Benito, el aspecto de la donación es tema olvidado y sin importancia para el que suscribe. Lo que sí tiene y mucha, es la transformación que se originó en la Hermandad desde su llegada, para ir cambiando la imagen de la misma y todo lo demás, pudiendo hoy asegurar que, en los últimos 40 años, se han hecho más cosas que en el resto de los 360 años del 400 aniversario que se conmemora, y es un mérito indiscutible que corresponde al fruto del trabajo de nuestra generación. Dejamos para otra ocasión escribir para la historia sobre este cambio de imagen general y las realidades conseguidas, a fin de que sirvan de estímulo para futuras generaciones.
Como a San Benito también se reza cantando, terminamos dedicando a este Santo glorioso y milagros, un fandango que compuso un cerreño, hace unos 60 años:
COLÓN AL SALIR DE PALOS
AL ANDÉVALO MIRÓ
SE ENCOMENDÓ A SAN BENITO
QUE LE SIRVIÓ DE PATRÓN
Y EN SU RUTA LE GUIÓ
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